San Valentin

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El catorce de febrero se celebra, en muchos países del mundo, el Día de San Valentín en honor a la memoria del Santo nacido en Roma, mundialmente reconocido por sus grandes obras de amor. Cuenta la historia que este sacerdote, nacido en el año 226 D.C en tiempos del Emperador Claudio II, se pronunció en contra de una ley que prohibía el matrimonio y la constitución de familias a los soldados. El monje cristiano decidió realizar casamientos entre soldados y mujeres a escondidas del Emperador, razón por la cual fue ejecutado el 14 de febrero del año 262 D.C.

En Estados Unidos, Chile, Cuba, Ecuador, Uruguay, Venezuela, Alemania, Francia, Bélgica, España y Dinamarca las personas que siguen esta tradición tienen por costumbre conmemorar este día comprando flores, regalando dulces u otro apreciado objeto que simbolice los lazos de amor de una relación sentimental o amistad existentes. En Colombia esta celebración se realiza en el mes de septiembre, bajo el nombre del Día del Amor y la Amistad; sin embargo, este catorce de febrero, día de San Valentín, es un bonito pretexto para recordar que cada día del año es una excelente ocasión para regalarnos amor – amor a nosotros mismos, amor los demás y amor al planeta – y, de paso, honrar las buenas amistades. 

Dicho de otra manera, no necesitamos de un día específico y fechado en el almanaque para poder expresarnos amor. Al menos así deberíamos de pensar, sentir y actuar. Cuando el amor, la principal fuerza del Universo, rige nuestra conducta – amor entendido más allá de los simples convencionalismos, el tira y afloje propio del “enamoramiento” entre dos personas, celopatías o fechas netamente comerciales – un bienestar mayor se manifiesta de manera insospechada. ¡Solo quien con amor ve lo invisible, alcanza lo imposible!

Para ello no tenemos que convertirnos en alguien diferente a quienes ya somos. Basta con dejar fluir nuestra esencia para entender que en el fondo ya somos seres perfectos y completos, porque del amor procedemos y al amor volvemos. Un proverbio chino dice: “La doctrina del maestro consiste en la limpieza del corazón”. Quizá por allí debamos iniciar el trayecto si en verdad queremos que nuestros pensamientos y actos reflejen amor puro, cada día, todos los días de nuestra vida.