Por Andrés García
Mucho se ha escrito acerca de la edad. El temor, principalmente en occidente, por hacerse mayor ha infundado una terrorífica connotación al pasar del tiempo, llegando incluso culturalmente a descalificar a quien por naturaleza avanza en su camino cambiando de década, como si hacernos mayor fuese un crimen. Estos son algunos de los conceptos culturales que debemos comenzar a desinstalar del inconsciente colectivo. Lo dije hace unos años en otro de mis escritos: “Hacerse mayor no siempre es sinónimo de fealdad, enfermedad o decrepitud, así como ser joven no siempre es el equivalente a belleza y salud”.
A mi modo de interpretar la realidad, el andar por esta línea de tiempo – siempre y cuando este avance vaya acompañado de una ampliación del nivel de la conciencia – proporciona múltiples beneficios. La Mujer Bonita a la que hago alusión es Risaralda. Me gusta pensar a los departamentos y ciudades en términos de lo que algunas mujeres comunican. A valle, por ejemplo, la contemplo como una mujer joven, salsera, coqueta, cadenciosa y sumamente alegre. Caldas siempre me ha parecido una dama recatada, apropiada de su rol, elegantemente. A Antioquia la observo como a una matrona de familia, tradicional, emprendedora, acogedora. Santander es una dama de finos rasgos, Tolima la mujer de gran tamaño e inmenso potencial y Quindío como a la niña que maduró y hoy se perfila como la bella joven de hermosos atributos y gran capacidad laboriosa.
Risaralda está en la que estimo es la mejor edad de una mujer: Los 50s. Es esa bella morena, con personalidad, de ascendencia antioqueña y del pacífico, en donde confluyen la pujanza de un pueblo trabajador mezclada con el sabor de la caña de azúcar. Una mujer llena de notas dulces como el exquisito café que produce, sonidos, cuyos municipios moldean finamente el contorno de sus caderas, en una bella versión que hoy la ubica como una de las protagonistas en el ámbito nacional, gracias a su pujanza, su arte, sus letras, sus creencias, su trietnia, simbiosis de los grupos humanos que la conforman y pueblan.
Esta hermosa cumpleañera se vestirá de gala este primero de febrero, de verde y blanco con 14 estrellas por corona, para recibir el homenaje que nosotros, sus orgullosos hijos – en cabeza del Gobernador Juan Diego – le ofreceremos, rindiéndole culto a su nacimiento, trayectoria y potencial, a su pasado, presente y futuro, en medio de ofrendas, palabras inspiradoras y, por supuesto, esa música y ese arte que provienen de su seno de gran capital cultural.
Que bello es poder observar tu madurez. Mereces ser honrada los 365 días del año, honrada a través de los actos y de las palabras que cada uno de nosotros, los llamados risaraldenses, emitamos. Tu personalidad – emprendedora, solidaria – siempre deberá ser reflejo del pueblo que acunaste y que hoy te mira agradecido como el niño que amorosamente observa a su madre, acompañándola y defendiéndola. *Director de Cultura de Risaralda.