Por Andrés García
“Tu presencia, convence”, Walt Whitman. Ensayista, poeta y literato norteamericano del siglo XIX, es el autor de la que quizás es una de las máximas que todos los Seres humanos deberíamos aplicar en la vida. Estar presente, convence. Convence que estés presente en el lugar, hora y momento indicado. Convence que presencialmente asistas a la cita en la que debes estar. La sola presencia, convence. “¿Viste a fulano, mengano en aquel encuentro?” – “Sí, allí estaba presente. Es muy comprometido con la causa”. Probablemente ni dijo ni agregó nada. Sencillamente estuvo presente y su presencia, convence.
Ahora bien ¿Qué significa realmente estar presente? ¿Basta con poner la cara? ¿Basta con llegar a tiempo y hacer presencia? ¿Cuántas veces asistimos a un encuentro físicamente cuando en realidad, la Mente, nuestro Ser, se encuentra en otra parte? ¿Está realmente presente en su labor el profesional que solo asiste a la Junta? ¿Está el Maestro presente en la claseque dicta? ¿Estamos los padres de familia presentes en el proceso de formación integral de nuestros hijos? ¿Está presente el ciudadano en la toma de decisiones del gobierno de turno? ¿Está el gobierno de turno realmente presente en la vida y necesidades del ciudadano?
En ese sentido, la célebre frase pareciese agotarse en sí misma si quien está presente no hace en realidad presencia en aquello que dice estar presente. La Mente humana vagabundea, yerra constantemente, va de atrás hacia delante y del futuro al pasado, olvidando el único tiempo existente: El eterno presente. El ayer es una ilusión del presente que se ha ido y el futuro es una expectativa del mismo. Por consiguiente, ambos estadios en la línea del tiempo – construida de paso por la Mente humana – son inexistentes. Lo único que existe es un tiempo presente que se diluye en desatención del mismo, acarreándonos insatisfacción, miedos, angustia, disociación y enfermedad, entre otros complejos estadios por desviar nuestra atención presente.
Estar presente es mucho más que llegar a tiempo, asistir o simplemente, estar. Estar presente es valorar cada momento a través de una entrega consciente al mismo y en su reconocimiento. Es optar por estar y sentirse copartícipe del momento actual y en pleno uso de las facultades de ser consciente del aquí y el ahora. Estar presente es aprender a entrenar la Mente en lo que acontece, en la escucha, en la palabra emitida, en el diálogo que acontece, en el silencio que ocurre y que también nos cuenta algo.
Estar presente es jugarse el todo por el todo en una interacción que va desde mi relación conmigo mismo y mi relación con el otro, ahora. Estar presente hoy en nuestra vida, en la vida de los seres que amamos y en aquello que nos rodea es resultado de una Mente entrenada en el aquí y el ahora, grande en humildad y fuerte con una montaña.