Por Andrés García
Hace ya varios años tuve ocasión de entrevistar personalmente para la televisión por cable al hoy Presidente electo de los colombianos, Gustavo Francisco Petro Urrego. El programa periodístico que entonces dirigía y presentaba se llamaba Vox Populi. Recuerdo que llegó vestido con traje azul claro y camisa blanca. En aquel entonces Él era Senador. Lo precedía a su llegada al estudio la imagen de los fuertes debates que había liderado en contra de las interceptaciones ilegales del DAS, las fallas del Sistema de Salud, la Ley 100, los grupos paramilitares en Colombia y, por supuesto, su antigua vinculación al M-19.
El día que entrevisté a Petro, me manifestó: “Vox Populi Vox Dei, la voz del pueblo es la voz de Dios”. Andrés usted tiene un programa cuyo nombre está además visiblemente expuesto en el Congreso. Significa que aquí todos tenemos un espacio para expresar nuestra voz. Eso está bien”. Su agudeza intelectual y hablar pausado me llevaron a realizar con suma atención aquella entrevista, a fin de no dar el papayazo que suscitara una corrección “al aire”.
Su participación en el M-19, la guerrilla urbana de corte socialista creada en Colombia en 1970 y desmovilizada en 1990, era uno de los temas obligados a tocar. Ante la pregunta que le formulé sobre la presunta responsabilidad que le asistía en la toma del Palacio de Justicia en 1985, sostuvo: “Todo aquel que piensedistinto al sistema, ha sido considerado una amenazapara el mismo, lo cual es un error. Era militante clandestino del M-19, redactaba comunicados que metíamos en las noches por debajo de las puertas para poder organizar una fuerza política. Me desempeñaba en una actividad completamente legal. Fui Personero a los 21 años y luego Concejal de Zipaquirá a los 25. Si de algo se me puede indilgar es de haber luchado por los derechos de 500 familias pobres y construirles el Barrio Bolívar 83. Fui capturado bajo un decreto de Estado de Sitio en el Gobierno de Betancur, pero nunca fui condenado. Por esa razón estuve preso durante 18 meses, época en la que ocurrió la toma del Palacio de Justicia, de la cual yo no participé”.
El hombre que me concedió entonces aquella entrevista periodística, fue luego Alcalde de Bogotá y hoy es el nuevo Presidente electo de Colombia. Su triunfo – resultado del pronunciamiento de una votación sin antecedentes en la historia del país, aunque otra gran parte de la población no votara a su favor – es Vox Populi. A este cienaguero, de ascendencia italiana, le corresponderá como lo anunció en su primer discurso, “Tender puentes de amor en un país dividido”. Su misión como mandatario de todos los colombianos – de quienes lo que acompañaron y los que no – será la de gobernar con todos y para todos, construir confianza social e inversionista a través de un accionar altruista, transparente, libre de asomos de corrupción, donde la paz y el respeto por los derechos, incluidos los de las regiones, sea prenda de garantía.
La tarea no será solo suya. A todos los colombianos, a las demás Ramas del Poder, Instituciones de Control, medios y principalmente a la ciudadanía, nos corresponde darle la oportunidad de gobernar y – como a cualquier otro gobierno – vigilar, reconocer sus logros o denunciar, por los mecanismos que la democracia establece, cualquier posible irregularidad. Reflexión: La llegada de la primer mujer Afro a la Vicepresidencia se constituye en un claro mensaje del constituyente primario para un país de trayectoria patriarcal.