Tik Tok

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Desde hace un poco más de un año, así como tengo cuentas en Facebook, Twitter e Instagram, abrí una en Tik Tok – una red social de origen chino que opera como comunidad global para videos cortos – donde, generalmente y de manera jocosa, sus usuarios suben contenidos de danza, comedia, educación o expresan sus posturas, entre 1 segundo hasta 10 minutos, en un bucle continuo. Es divertido.

 

Tik Tok es especialmente una comunidad para jóvenes, entendido el término jóvenes no en su sentido literal sino alegórico; es decir, aquellos seres que por su capacidad de innovar, ser creativos, disruptivos y de alguna forma atemporales, se le miden a montar contenidos, en apariencia superfluos, más no por esto no merecedores de un análisis antropológico y cultural de mayor rigor y calado. En otras palabras, de tanta bobada que a veces se observa todo cuenta y mucho acerca de la psique humana.

 

Esta semana una Tik Toker, expresó: “Este es un recordatorio de que soy una persona no binaria. Mis pronombres no son Ella, La. Son Elle, Le”. En su legítimo derecho de expresión y con ello buscar un nicho en el mundo, conectar con su manera de Ser y Estar, solicitó – en términos prudentes y con tono conciliatorio – que no le clasificaran en un género determinado: masculino o femenino. Es decir, binario, donde se es lo uno o lo otro. Su valiente posición, absolutamente respetable, desencadenó muchos comentarios cargados de alta emotividad al punto en que algunos fueron irrespetuosos y hasta nocivos para con su condición humana. De hecho, otra Tik Toker, por ejemplo, con algo de sorna, le respondió: “¿Entonces cómo te llamamos o quieres que te chisten como a un perro?”. 

 

El binario de género es aquel concepto de que solo existen dos géneros: el masculino y el femenino, excluyendo por consiguiente expresiones igualmente válidas en la gama de grises donde se ubican quienes sienten que no encajan en una de esas categorías. En calidad de Coach Antropológico, certificado en losEstados Unidos, luego de acompañar durante años cientos de procesos, algunos padres de familia me consultan acerca de la experiencia que viven con sus hijos, especialmente adolescentes, al ver que estos no se insertan en un género convencionalmenteaceptado, lo cual provoca problemas en la convivencia, mucho dolor y distanciamiento al interior de sus núcleos básicos. 

 

Mi consideración de entrada es que antes de que tu hijo, hija, hije se defina como El, Ella o Elle, es y siguesiendo tu hijo (a), (e). Por tanto, promover el diálogofraterno – escuchar sin juzgar – para juntos llegar apuntos de encuentro que ante todo dignifiquen a la persona, será siempre el escenario más adecuado para que el amor y la comprensión primen y desplacen el rechazo. 

 

Los jóvenes de hoy se expresan de manera mucho más abierta a como lo hicieron en generaciones anteriores. De nuestra grandeza a la hora de saber escuchar y acompañar en el camino hacia esteautodescubrimiento, sin prejuicios ni temor al qué dirán, dependerá que ese hijo, hija o hije se sienta amado, amada o amade, promoviendo así su autoestima y que de esta forma pueda alcanzar su realización personal, por encima de singularidadescomo masculino o femenino. No hay maldad en quien juzga. Hay ignorancia. Tik Tok @andrescoach2021