La semana anterior se realizó en Bogotá el día sin carro y sin moto. Según el reporte oficial de la Secretaría de Movilidad del D.C, las emisiones de CO2 disminuyeron en un 51%; es decir, más de 7.600 toneladas de reducción, en tanto que las de carbono negro disminuyeron en un 25%. El turno hoy le corresponde a las capitales de Pereira y Armenia.
Indiscutiblemente la medida – que desde hace años se aplica en nuestra ciudad y otras urbes – contribuye, en primera instancia, a la generación de una conciencia social ambiental donde cada uno de nosotros, los habitantes actuales de este planeta, debemos y tenemos que aportar decididamente en el cuidado y la preservación del medio ambiente, cambiando antiguos paradigmas de consumo y, para este caso en específico, dejando al menos un día en casa el medio tradicional de movilización, para efectos de sintonizarnos con una consciencia mayor que nos invita a pensar más en la tierra, a pensar más en la naturaleza, a pensar más en los animales no humanos, a pensar más en el otro e incluso en nosotros mismos.
La norma anual se constituye además en una muy buena oportunidad para identificar otros medios alternativos de locomoción que sean saludables, como la bicicleta, la patineta, el monociclo – como he observado recientemente que toma mayor auge – y hasta la caminata. ¡Cada movimiento cuenta para mejorar la salud! De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, OMS, “Hasta cinco millones de muertes al año se podrían evitar si la población mundial fuera más activa, independientemente de su edad y capacidades”. Uno de cada cuatro adultos y cuatro de cada cinco adolescentes no realizan suficiente actividad física, hecho reflejado no solo en su condición de salud sino en los efectos que para la economía representa. “A nivel mundial esto cuesta 54 mil millones de dólares en atención sanitaria directa y 14 mil millones de dólares por la pérdida de productividad” (OMS, Ginebra, Noviembre de 2020).
Así las cosas, el balance de implementar este tipo de medidas disruptivas que nos llevan a buscar alternativas debería ser la norma – no solo para cuidar el planeta sino igualmente – para preservar nuestra salud mental y, principalmente, la emocional. Deberían implementarse con la misma efectividad: “El día sin agresiones verbales”, “El día sin hablarme mal a mi mismo”, “El día sin juzgar a nadie”, “El día sin pasar por encima de los demás”, “El día sin indiferencia frente a la dolor de los más necesitados”. Así como el planeta necesita de nuestra ayuda, nosotros debemos auto promovernos como seres humanos pensantes para avanzar hacia la construcción de una personalidad sana, libre de egos. Encallamos en el dolor cuando no lo confrontamos, lo cual se traduce en hostilidad, temor, miedo, ira e insatisfacción. Es hora de que, voluntariamente, tomemos como medidapersonal implementar estos referentes de forma continua e ininterrumpida. ¡Cada decisión cuenta para mejorar nuestra salud emocional! Quizá así cuidemos más y mejor del planeta. YouTube: infinitepowertraining