Independientemente del escenario en el que nos encontremos el tema de actualidad es la segunda vuelta presidencial, la cual tendrá lugar el domingo 19 de junio. Los resultados que arrojaron los pasados comicios dejaron en la carrera hacia el primer cargo del ejecutivo dos nombres que polarizan al país. No es interés de este articulado expresar opinión alguna sobre los aspirantes o intereses que representan. El voto es un derecho constitucional y, por consiguiente, cada quien es libre de elegir a quien considere.
Por el contrario mi reflexión se enfoca en la contraparte del proceso, a mi modo de ver la más importante: El País. La nación no puede seguir fracturada como hasta el momento. La fuerza de un país reside en su gente, su principal capital. Por encima de las elecciones presidenciales está Colombia. Por encima de los partidos políticos están los intereses de la nación.
Sin lugar a dudas cada candidato tiene una visión de país pero, en últimas, ese país no se elige el 19 de este mes. Ese país ya existe, tiene una dinámica propia, ha sobrevivido malos gobiernos en el pasado y aún así avanza porque su fuerza no consiste únicamente en sus políticas administrativas. Su poder radica en su capacidad de trabajo, resiliencia y voluntad para salir adelante. Eso no se encuentra consignado en ningún programa de Gobierno ni en el estatuto de ningún partido. Esto es algo que está en el ADN del colombiano promedio, en todas las regiones. El candidato que gane no pude ir en contravía de ese sentir nacional.
Ese sentimiento nacionalista nunca se puede perder y menos socavar al fragor de una contienda política que alcanza decibeles muy altos. Finalmente quien gane este mes será el Presidente de Colombia en los próximos cuatro años, cuatrienio en el que los colombianos no podemos seguir enfrentados, descalificando a quien ganó porque eso conduciría a que se acentuaran aún más las diferencias que asoman especialmente en los años electorales.
La Democracia tiene sus reglas, tiene mecanismos de control y seguimiento al programa de Gobierno, con un Congreso y unas Cortes que están llamadas a robustecer su ejercicio constitucional. Las Organizaciones Internacionales de Derechos Humanos, ONG ́s, gobiernos del mundo, así como los medios de comunicación, las redes sociales y la opinión pública en calidad de auditores – sin olvidar el candidato que pierda y sus seguidores – fungen como veedores realizando minucioso seguimiento a cada uno de los pasos del nuevo Gobierno pero para eso debemos llegar UNIDOS, nunca divididos como se observa en la actualidad porque los efectos serían desastrosos.
Estas elecciones no son entre partidos ni entre candidatos. Estos comicios es Colombia entera la que debe pasa al tablero pero deberá hacerlo unida como el gran país que somos, una nación dispuesta a hacerle frente a los vientos que se avecinan
con el timonel que sea elegido para manejar este barco. (Los conceptos emitidos no comprometen la posición de la RAP Eje Cafetero, entidad de la que soy su Director de Comunicaciones).