Por Andrés García
¿Qué tan conscientes somos? ¿Qué significa ser consciente? ¿Es la consciencia una condición de todo ser pensante? ¿Tienen consciencia otros seres vivos? ¿Cuántos tipos de consciencia existen? ¿ Es acaso un constructo cultural? ¿Quién o qué la define?
Desde jóvenes escuchamos expresiones como: “Va siendo hora de que tomes consciencia de tus actos”, “Que el día de mañana no lo acuse la consciencia”, “Ese tipo en un inconsciente”, “Ese es un bello acto, a consciencia”, entre otras, las cuales sugieren que un tipo de pensamiento superior acontece, una condición de carácter ético mayor pareciera anteponerse al acto de pensar. Esa consciencia se supone es más aguda que el pensamiento y, al serlo, los dirige, así como a nuestros sentimientos, acciones y hábitos, que finalmente son la vida.
Grandes estudiosos y especialistas acerca del tema se han pronunciado a lo largo de los siglos en torno a estos conceptos. La Filosofía, la Psiquiatría, la Psicología y la Neurociencia más recientemente conceptúan sobre la consciencia, ofreciendo alternativas para su comprensión y, más aún, para su optimización. Finalmente, qué más esperaríamos como humanidad sino obrar de forma más consciente con cada pensamiento y acto, para con nosotros mismos, con nuestros congéneres, con el planeta.
Uno de los planteamientos más actualizados sobre este concepto es el expuesto por el médico y cirujano español Manel Sanz Segarra, una autoridad en el tema, conferencista internacional, con amplia trayectoria en el tratamiento de personas con ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte).
Según el galeno barcelonés, existen dos tipos de consciencia: La consciencia que obedece a procesos mentales, corporales y la Supraconsciencia o forma de consciencia que existe más allá del cuerpo físico y de la mente. La consciencia es aquella disposición mental que nos sirve en el plano tridimensional. Con ella operamos en la vida y se crea a partir de procesos físicos, neurológicos, mentales. Por consiguiente, de esta se desprenden enunciados como “Debemos ser conscientes de nuestros actos”, etc.
Ahora bien, la Supraconsciencia, tema de este artículo, está relacionada con el despertar espiritual, la reconexión con el todo, el Bien Mayor, el estado de lo divino por excelencia. Mientras la primera cesa con la llegada de la muerte física, la segunda es eterna y permanece por siempre.
No estoy hablando de religión. Hago referencia a que todo ser vivo está en la capacidad de abrir esa puerta de conexión con un estado de consciencia superior, el más elevado posible, donde todo confluye. Quizá si nuestros pensamientos, emociones, acciones y hábitos se rigieran por esta, el ser humano accedería a la sabiduría de la que hemos sido creados y muchos de los conflictos que observamos en la vida, sencillamente no existirían.
¿A cuál tipo de consciencia obedeces? *Director de Cultura de Risaralda.