Por Andrés García
“Leer es resistir”, es la más reciente producción literaria del escritor, periodista y catedrático colombiano Mario Mendoza, un bogotano que hacia los 90´s – como en los inicios de esta profesión – dudaba si tenía o no talento literario para compartirle al mundo. Mendoza tuvo una enfermedad en su infancia que llevó a que los médicos lo desahuciaran. Durante meses, no fueron ni los juguetes y ni las buenas intenciones de familiares y amigos lo que alentarían su espíritu, al punto de comenzar a ver mejoras importantes en su estado de salud. Fueron los libros que estando hospitalizado leyó.
Al salir de aquel centro médico y superar su crisis de salud meses después, el autor llevaba consigo a cuestas la victoria de haber vencido una enfermedad de las que muy pocos se salvan y junto a él un morral con las lecturas que durante sus momentos más difíciles le ayudaron a sobrevivir, a superar la crisis, a no desfallecer, a pensar en un mejor mañana, a continuar su camino, a resistir. Y vaya que si lo ha logrado.
Mario Mendoza es hoy día una de las mejores plumas de Colombia y Latinoamérica. Su prosa, exquisitamente cotidiana, bien narrada, bien contada, describe con animosidad momentos del día a día – de ciudades como Bogotá, Río de Janeiro, México o de cualquier orbe en el mundo – con un nivel de precisión encomiable, atravesando con su visión humanística los diversos rangos emocionales del Ser, ese mismo talento que lo conduce a comunicar el pensamiento de un hombre sabio, un joven trans, una prostituta, un drogadicto, un profesor, un alumno, un sicario.
“Leer es resistir” nos recuerda en su espíritu una herramienta clave como la lectura y con la cual las personas podemos reencontrarnos, reinventar el mundo, transgredir el Yo, despojarnos de nuestra neurosis y – por qué no – ingresar a la piel, a las entrañas de ese otro con el que cohabito, de esa persona con la que me topo y me encuentro y que tantas veces ni conozco. Del niño hambriento y famélico que pide limosna en un semáforo o quizá del hombre que asaltado por sus emociones un día decidió matar a su madre, envolverla entre las cortinas de su apartamento y prenderle fuego para luego salir y acribillar a varias personas en un restaurante cercano.
A través de la lectura puedes resistir a la insoportable levedad del Ser de la que habla Milan Kundera, observar con detenimiento el Laberinto de la Soledad de Octavio Paz o sentir en carne propia el insufrible padecimiento que experimentaba la Cándida Eréndira ante la desbordada ambición de su desalmada abuela, de Gabriel García Márquez. Puede ser todos y ninguno a la vez.
Esta increíble obra nos recuerda que en medio de esta sociedad del agite – del éxito por sobresalir, del dinero, de la consecución de lo material como única meta, del todo vale, de una tecnología aplastante y deshumanizante, la indiferencia, la falta de solidaridad, la indolencia ante la necesidad del otro o la angustia propia – aún tenemos opciones para reencontrarnos a nosotros mismos, humanizar nuestro discurso y sobrevivir: La Lectura.