Por Andrés García
¡La vibración deportiva se siente en la Region! El inicio de los Juegos Nacionales, además de la llegada de los deportistas, las delegaciones, comitivas y familias que los acompañan, trae consigo una alta frecuencia que procede del hecho de hacer las cosas bien, de la voluntad, la disciplina, la pasión, el compañerismo, el trabajo en equipo, la persistencia, el logro, el amor.
Una ola de abundancia – al estilo de una ráfaga de calor procedente del astro rey – impacta con su energía todo lo que significa y rodea a estas justas, incluidos sus participantes y organizadores, incluidos los habitantes y la zona que los acoge. Es así de claro.
Las personas, palabras, objetos y eventos poseen energía medible, cuantificable, poseen energía cuántica. Al igual en que la energía negativa que provendría de un eventual simposio del crimen organizado a realizarse en el territorio – donde malandros y pillos unieran sus voluntades alrededor de la concreción de planes funestos para la identificación de estrategias delincuenciales, secuestros, rutas del narcotráfico o la promoción y exportación de drogas ilícitas y estupefacientes, a Colombia y el mundo – traería consigo, sin lugar a dudas, una baja vibración procedente de sus malas intenciones, atrayendo problemas, conflicto y desgracia, la energía positiva de un evento que congrega lo mejor de las almas en torno al deporte, potencia el ambiente donde este se lleva a cabo atrayendo éxito, felicidad, prosperidad y progreso, a todo y a todos.
No conocer los principios bajo los cuales opera el Universo, no implica que estos no operen. Los eventos deportivos no solo dejan medallas e ingresos económicos. Traen consigo algo mayor: Mérito, logros, realización, satisfacción, triunfo, abundancia, plenitud y progreso a la zona, condiciones propias que experimentan quienes viven el deporte con responsabilidad y pasión; por tanto, el espacio físico en el que estos encuentros se realizan actúa a manera de caja de resonancia de la altísima energía vibratoria emitida.
El territorio se convierte en una extensión de lo que el deporte significa. El universo físico es una expresión de lo no físico. El ser humano es el creador de su entorno, un entorno que nace en sí mismo y a partir del cual – como una onda – se expande hacia lo infinito.
Un mundo en guerra como el actual, donde las naciones se exterminan entre sí, donde el ego se impone sobre el perdón, la compasión y la misericordia, donde lo material prima sobre lo espiritual, donde vale más el tener que el Ser, es la extensión de seres humanos desconectados de su luz, del UNO, del todo, del Bien Mayor. Por el contrario, un mundo donde las personas reciben para compartir y comparten para recibir, colabora con el flujo armonioso del Universo contribuyendo a la prolongación del árbol de la vida, donde todos somos uno y el uno somos todos.
La realización de estos Juegos Nacionales y Paranacionales, los bien denominados juegos de la Esperanza y de la Vida traen, a nuestras tres capitales y sus habitantes, energía positiva y con ella la mejor de las ondas vibracionales, siendo menester de nosotros los locales corresponder – no solo desde el buen ejemplo de civismo y receptividad – sino como territorio de inspiración para que este valioso conglomerado deportivo y su buena energía regrese a nuestro Eje Cafetero.