Luego de 8 horas de vuelo, finalmente arribamos al Aeropuerto de Logan, en la ciudad de Boston, Massachusetts, en la costa Este de los Estados Unidos. A hora y 15 minutos de vuelo de Nueva York, la denominada capital del estado patriótico nos recibió en medio del frío propio de la época del año y una leve llovizna que oscurecía el panorama urbano, pese a que tan solo eran las 10.30 a.m.
El invierno en Boston es fuerte; sin embargo, el advenimiento de la primavera – la cual ya se siente en el tímido asomo del florecer del sin número de arboles que visten a esta capital – nos trató con suma benevolencia, tiñendo el paisaje de un color esperanza. El clima cambiaba, como también lo haría mi percepción acerca de un estado del que prácticamente no conocía nada, distinto a que era epicentro de grandes Universidades en el mundo.
Boston es probablemente la ciudad más europea de todos los Estados Unidos de Norteamérica. Su arquitectura, entremezcla lo antiguo y lo moderno, la tradición y la vanguardia, lo viejo y lo nuevo. Caminar por sus calles me generaba la sensación de que, en algún momento, el inventor del teléfono, Alejandro Graham Bell, giraría en cualquier esquina, vestido con su traje de época, para pasar a mi lado – de mirar profundo – sin tan siquiera advertir mi presencia. ¡Sus calles tienen magia! Sus amplias vías y andenes, absolutamente impecables, limpios y silenciosos, con edificios victorianos propios de la arquitectura londinense y cerezos en las calles que comienzan a vestirse de tonos primaverales – albergues de conejos, ardillas y patos, – evidencian el respeto que naturales y visitantes expresan para con la urbe, su naturaleza y arquitectura, capital en la que no solo se gestó la independencia de una nación, sino que igualmente se cambió la historia de la humanidad.
113 Premios Nobel – cuyos descubrimientos científicos transformaron el destino de la humanidad – provienen de la Universidad de Harvard, cuyo campus universitario alberga a más de 40 mil estudiantes de todo el mundo, principalmente provenientes de China, India y Europa. Gracias a Harvard, junto al MIT, la Universidad de Boston y el Boston College, entre otras Almas Máter de la capital de Massachusetts (término proveniente del lenguaje que hablaban los indios que habitaban anteriormente la zona y que traduce “Tierra de Colinas”), en Boston se registran diariamente patentes que revolucionan el mundo de la ciencia, la medicina y la tecnología. En Boston se realizó la primera cirugía sin dolor, gracias a la anestesia, se encuentran también las oficinas principales de Google, los laboratorios de Pfitzer, las oficinas de Microsoft, la sede principal de Liberty Seguros y Gillette, sin olvidar que en esta ciudad se hizo la primera llanta Good Year.
Boston es epicentro de grandes eventos internacionales, como el Specialty Coffee Expo, la feria de Café anual de la SCA, a la que tuve el honor de asistir, en compañía del mejor equipo humano de la industria del café de la región y en representación de
nuestros productores y familias cafeteras. Por todo esto, Boston es reflejo del pasado, presente y futuro de la humanidad. ¡BOSTON ES INSPIRACIÓN!
