Hablar de Qatar, hace algunos años, no le comunicaba mucho a la gran mayoría de lectores. De hecho hasta antes de 1940, fecha en la cual se descubrió en su territorio petróleo, era una país bastante pobre y seguramente inadvertido para un amplio sector de la población mundial. Su economía se sustentaba sobre la base de la extracción de perlas marítimas, trabajo realizado por inmigrantes japoneses, en una zona ubicada al sureste de Asia, en uno de los países más pequeños del planeta.
Hoy el estado soberano árabe de Qatar es noticia, en razón a la celebración de la Copa Mundial de Fútbol – la más costosa de la historia – la cual inició este domingo 20 de noviembre y concluirá el domingo 18 de diciembre del año en curso. Durante las próximas semanas GOL será la palabra más pronunciada en las naciones. Qatar tiene una de las tasas de desempleo más bajas del mundo, es el país con el ingreso per cápita más alto de todo el planeta y uno de los más seguros. De desarrollo vanguardista convoca a los mejores profesionales de la construcción para hacer de este un oasis arquitectónico en medio del desierto.
Pareciera que el fútbol nos hiciera olvidar de todo lo demás, pero no es así. La nación, cuya capital Doha concentra al 80% de la población de su territorio, es decir la población más urbanizada del mundo – conformada principalmente por inmigrantes procedentes de Arabia, India, Paquistán e Irán con pocos qataríes – posee la población femenina más baja del orbe (24.7%), lo que significa que por cada tres hombres hay una sola mujer.
En Qatar la cobertura forestal es cero. No hay árboles y aunque es considerada una de las naciones más seguras del mundo, durante la construcción de sus majestuosos estadios – para la realización de los partidos del Mundial de Fútbol que hoy observamos por las pantallas – murieron alrededor de 6.500 trabajadores,según denuncias de The Guardian, como consecuencia de trabajos peligrosos, mal pagos y en condiciones de calor extremo. Según Joseph Blater, ex Presidente de la FIFA, “Por la esclavitud y las pésimas condiciones de vida, Qatar fue un error del cual fuiresponsable en su momento”.
A las denuncias formuladas por presunta evasión fiscal, se le suma el tema de la violación de losDerechos Humanos. La desigualdad social, el trato inequitativo para con las mujeres y el hecho de que el homosexualismo sea considerado un delito, con penahasta de 8 años de cárcel, contrastan con el aparente modernismo que comunica al mundo.
Valdríareplantear a futuro los criterios que priman a la hora de seleccionar al país sede del evento rector delbalompié mundial, el cual debería inspirar no solo por sus estadios sino, principalmente, por el mensaje que desde su cultura se comunica al mundo, a las nuevas generaciones.
Silenciar esta realidad bajo el pretexto de que “Todossomos Mundial” es como tapar el sol con un dedo, en momentos donde la humanidad está llamada a la reconciliación y al amor, por encima de diferencias económicas, de género, lugar de procedencia u orientación sexual. ¡Hay que leer bien a Qatar!